Robert Clive: El Arquitecto del Imperio Británico en India
Un personaje polémico
Cuando se habla de los orígenes del Imperio Británico en India, un nombre resalta con fuerza: Robert Clive, también conocido como Clive of India. Visionario militar para unos, oportunista despiadado para otros, Clive fue el hombre que transformó a la Compañía Británica de las Indias Orientales de un actor comercial en un poder político y militar decisivo. Sus victorias, intrigas y alianzas sentaron las bases de dos siglos de dominio británico en el subcontinente.
Primeros años: de joven problemático a soldado en India
Robert Clive nació en 1725 en Shropshire, Inglaterra, en el seno de una familia modesta de terratenientes. De carácter rebelde y temperamental, pasó una juventud turbulenta. Sus malas notas y frecuentes peleas lo llevaron a ser considerado un fracaso escolar.
En 1744, con apenas 19 años, fue enviado a la India como empleado menor de la Compañía de las Indias Orientales. Nadie imaginaba que aquel joven inquieto acabaría cambiando el curso de la historia.
El destino intervino poco después: en medio de los conflictos con los franceses por el control del comercio, Clive se alistó como soldado en la milicia de la Compañía. Allí encontró su verdadera vocación: la guerra.
La rivalidad anglo-francesa en India
Durante el siglo XVIII, India era un mosaico de principados y sultanatos, con el Imperio mogol en decadencia. Franceses e ingleses competían ferozmente por controlar el comercio de especias, textiles y riquezas.
Robert Clive demostró ser un líder audaz y estratégico durante la guerra de Carnatic (1746-1748), en la que luchó contra las fuerzas francesas en el sur de India. Fue su primera oportunidad de mostrar talento militar, destacándose en el sitio de Arcot (1751), donde con un pequeño grupo de soldados resistió heroicamente contra un ejército muy superior en número. Este hecho lo convirtió en una leyenda en Londres y en la Compañía.
La Batalla de Plassey: el nacimiento del imperio
El punto culminante de la carrera de Robert Clive fue la Batalla de Plassey en 1757. Enfrentó a las tropas de la Compañía, con apenas 3.000 hombres, contra el poderoso Nawab de Bengala, Siraj ud-Daulah, que contaba con unos 50.000 soldados.
La clave estuvo en la corrupción y la diplomacia en la sombra: Robert Clive sobornó a varios generales indios, entre ellos Mir Jafar, para que traicionaran al Nawab en pleno campo de batalla. El resultado fue una victoria aplastante que aseguró Bengala para los británicos.
Con esta conquista, la Compañía de las Indias Orientales pasó de ser un actor comercial a convertirse en la verdadera autoridad política de la región más rica de India. Fue el inicio del dominio británico en el subcontinente.
Gobernador de Bengala y sus controversias
Tras Plassey, Robert Clive se convirtió en Gobernador de Bengala. Su gestión estuvo marcada por una enorme acumulación de poder y riqueza. Clive recibió grandes sumas de dinero y tierras como recompensa, lo que le convirtió en un hombre inmensamente rico.
Sin embargo, su mandato no estuvo exento de problemas:
- Corrupción: se le acusó de haber amasado una fortuna personal aprovechando su cargo.
- Hambrunas: la presión fiscal impuesta a los campesinos bengalíes contribuyó a graves crisis alimentarias.
- Tensiones políticas: sus alianzas y traiciones generaron resentimiento entre los príncipes indios.
Pese a las críticas, consolidó un sistema en el que la Compañía no solo comerciaba, sino que gobernaba y recaudaba impuestos.
El regreso a Inglaterra y el gran juicio
En 1760, Robert Clive regresó a Inglaterra con fama de héroe, pero también con sospechas sobre el origen de su fortuna. Fue elegido miembro del Parlamento y defendió con orgullo sus logros en India.
En 1765, volvió al subcontinente para reorganizar la administración de Bengala. Allí firmó el Tratado de Allahabad, mediante el cual el emperador mogol Shah Alam II concedía a los británicos el derecho de recaudar impuestos en Bengala, Bihar y Orissa. Este acuerdo consolidó la autoridad británica sobre vastos territorios.
No obstante, sus enemigos en Londres no lo dejaron en paz. En 1772 enfrentó un juicio parlamentario por corrupción y abuso de poder. Aunque finalmente fue absuelto, el proceso dañó su reputación y lo sumió en una depresión profunda.
Declive y final trágico
Los últimos años de Robert Clive fueron amargos. A pesar de ser uno de los hombres más influyentes de su época, su salud mental se deterioró. El estrés, las críticas y un dolor crónico —producto de antiguas heridas de guerra— lo llevaron a consumir opio y láudano.
En 1774, con apenas 49 años, Clive murió en Londres en circunstancias trágicas. Oficialmente se consideró un suicidio, aunque algunos historiadores sostienen que pudo haber sido un accidente debido a la sobredosis de medicamentos.

Legado de Robert Clive
El legado de Clive es tan grande como contradictorio:
- Constructor del Imperio Británico: gracias a sus victorias, la India quedó bajo influencia británica durante casi dos siglos.
- Figura polémica: admirado en su tiempo como héroe militar, hoy es criticado como símbolo del saqueo colonial.
- Transformación de la Compañía de las Indias Orientales: de empresa comercial pasó a convertirse en potencia política y militar.
Su estatua aún se alza en Whitehall, Londres, aunque en los últimos años ha sido objeto de controversia en el debate sobre el colonialismo.
Datos curiosos sobre Clive
- Era apodado Clive of India, un título que refleja hasta qué punto su vida estuvo ligada al destino del subcontinente.
- Se calcula que amasó una fortuna personal equivalente a cientos de millones de dólares actuales gracias a sus campañas en India.
- El Parlamento británico llegó a debatir si debía ser considerado un héroe nacional o un criminal, reflejo de su legado ambiguo.
- La Batalla de Plassey se convirtió en un caso de estudio en academias militares por el uso magistral de la diplomacia y la traición como armas de guerra.
Conclusión
Robert Clive fue el arquitecto del Imperio Británico en India, una figura tan fascinante como polémica. Sus campañas militares y sus maniobras políticas aseguraron la supremacía británica, pero también dejaron un legado de explotación y resentimiento. La historia lo recuerda como un hombre brillante y temerario, cuyo ascenso meteórico y final trágico reflejan las luces y sombras del colonialismo.